Artículo No. 44: Comunidades indígenas en Guerrero. Entre la visualización y el rechazo en una sociedad excluyente.

Alfonso Caso en su libro Definición del Indio y lo Indio (1953) señala que “es indio aquel que siente pertenecer a una comunidad indígena, y es una comunidad indígena aquella en que predominan elementos somáticos no europeos, que habla preferentemente una lengua indígena, que posee en su cultura material y espiritual elementos indígenas en fuerte proporción y que, por último, tiene un sentido social de comunidad aislada de los otras comunidades que la rodean, que hace distinguirse asimismo de los pueblos de blancos y de mestizos”

Abordado a esto, Alfonso Caso indaga en los aspectos que definen a las comunidades indígenas no solo en México, sino en todo America Latina, pues toma, entre otros el problema de la cultura, el lenguaje y la psicología. Cuando hablamos de comunidades indígenas, viene a nuestra mente esas poblaciones legendarias que han vivido en diversas partes del mundo, las cuales tienen sus propias costumbres y tradiciones que se enmarcan en una identidad propia de cada una de las cientos de miles civilizaciones indígenas que habitaron y habitan en cualquier lugar del mundo, incluso en lo más alejado que se pueden imaginar.

Sin embargo, en las últimas décadas cuando escuchamos la palabra indígena, en la mayoría de los casos se vuelve un imaginario colectivo donde la discriminación, el abandono, la pobreza y el olvido se han vuelto parte “esencial” de aquello que llamamos pueblos indígenas. Los pueblos indígenas de México son las colectividades que asumen una identidad étnica con base en su cultura, instituciones e historia que los define como los pueblos autóctonos del país, descendientes de las sociedades mesoamericanas.El Estado mexicano, dentro de su constitución política reconoce a los pueblos indígenas al definirse como “una nación multicultural fundada en sus pueblos indígenas”.

En la actualidad en todo el territorio mexicano se estima una población de aproximadamente15 millones de personas indígenas, las cuales se encuentran repartidas en 56 grupos étnicos en los 31 Estados y en la Ciudad de México.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el Estado  se encuentran cuatro grupos indígenas que representan el 17.2% de la población total, los cuales se concentran la mayor parte en los diecinueve municipios de la región de la montaña y en menor medida en los demás municipios de comprenden las seis regiones socio-económicas estatales. Así pues, los nahuas representan el 40%, mientras que el 28 y 22% corresponde a los mixtecos y tlapanecos respectivamente, y finalizando los amuzgos que se localizan en algunas zonas de la región Costa Chica y Montaña representan solo el 10%.

Si bien, las comunidades indígenas son un parte aguas para seguir conservando las tradiciones y costumbres que poco a poco se han ido olvidando o en algunos casos se han extinguido por la incorporación de nuevas festividades del extranjero. Agregando a esto la constante emigración por parte de este sector importante en el Estado hacia los Estados Unidos de America en busca de una oferta laboral para ayudar a sus familias que se quedan en los olvidados pueblos de la Región Montaña del Estado de Guerrero.

Los indígenas en relación con otros sectores sociales, son los que más sufren al no tener acceso o un muy reducido acceso a los servicios de salud o educación, en este último debido a que en la gran mayoría de los casos los maestros y maestras desean quedarse en su estado de confort y obtener plazas en las ciudades como Chilpancingo, Acapulco, Taxco o Iguala, mientras que las plazas en zonas indígenas quedan a la espera de alguien que desee y tenga su compromiso de educar.

Entre los sectores laborales y económicos, las comunidades indígenas se deben de enfrentar a una serie de barreras que se combinan con lo antes mencionado la educación. Si bien, barreras sociales que se han inculcado en las actuales generaciones han creado que los indígenas no solo sean discriminados y excluidos socialmente, sino que además les son cerradas las puertas en puestos laborales.

Tradicionalmente, la condición indígena ha sido sinónimo de pobreza, exclusión y desarrollo limitado. Datos obtenidos mediante el EDESPIG (Estado del Desarrollo Económico y Social de los Pueblos Indígenas de Guerrero) revelan que entre 70% y 80% de la población de Guerrero no cubre las necesidades mínimas de alimentación, y que este porcentaje se concentra en municipios de alta densidad indígena.

Todo lo anterior representa una visión desalentadora hacia estas comunidades que se han forjado una identidad propia y que es reconocida por la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, si bien el resolver las condiciones en las que viven, los pueblos y comunidades indígenas siguen sufriendo los estragos de una conquista que aún sigue viva.
Destrucción completa o parcial de su identidad social y cultural, violación de sus derechos humanos y la negación de un trato digno en conjunto con lo que ya se ha mencionado la discriminación son el pan de cada para este 17% de guerrerenses que se encuentran en el olvido constante de los gobernantes que han estado en los puestos políticos y burocráticos desde la creación del Estado hace 195 años.

La escasa implementación de políticas públicas que no solo satisfagan las necesidades y carencias de los pueblos indígenas del Estado de Guerrero, sino que también proporcionen y garanticen el contaste goce a sus Derechos Humanos, así como un trato digno son lo que hace falta para poder regresar un poco a estos pueblos que tanto han dado a la población, desde la confección de piezas únicas como el traje de acateca hasta la elaboración de artesanías guerrerenses como las famosas cajitas de Olinalá.

Esta visualización que se ha desprendido desde el levantamiento en armas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas durante la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994 ha dejado en claro que estas comunidades siguen aquí y que es tiempo que sean reconocidas, valoradas e incluidas en los planes de desarrollo regional, estatal y nacional de los gobernantes.


Para comenzar con un cambio en la percepción de los grupos indígenas dentro del Estado de Guerrero se debe como primer lugar dejar a un lado estas categorizaciones y estereotipos que han marcado a la sociedad. Decirle indio a un indígena con el fin de discriminarlo o marginarlo no nos hace superiores como seres, pues al final de cuentas somos la combinación de razas europeas e indígenas que dieron lugar a los mestizos que hoy son la gran mayoría de la población en Guerrero.

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