Artículo No. 79: La muerte y su simbolismo mexicano

La república mexicana se ha caracterizado a lo largo de los años por su fiel creencia hacia la muerte. Producto de la conservación de las tradiciones y costumbres heredadas por las civilizaciones primitivas que habitaron Mesoamérica antes de la llegada de los europeos a America.

No es para menos, en todo el país el 1 y 2 de noviembre significa la celebración de los muertos y seres queridos que, ahora gozan de una vida eterna, libre de complicaciones terrenales como el estrés o el congestionamiento vehicular que enfrentamos los vivos día a día.

Pero ¿Qué significa la muerte? Para Octavio Paz – Premio nobel de literatura – en su libro “El laberinto de la soledad” menciona que la muerte es el reflejo de las vanas gesticulaciones de la vida. Pero realmente la muerte para el mexicano se transmite y refleja en formas distintas que son modificadas en cada región del país.

Las ofrendas, altares, peregrinaciones y recuerdos de los difuntos más cercanos se instalan en el imaginario colectivo de cada persona, de cada sociedad. La catrina, fiel representación gráfica de la muerte y que fue inmortalizada gracias a José Guadalupe Posada en uno de sus murales aún conservados en la Ciudad de México.

Lamentablemente esta tradición milenaria poco a poco se ha visto desplazada por la introducción de festividades extranjeras – producto de la globalización del nuevo milenio – una de ellas es el Halloween o Noche de Brujas. ¿Cuáles han sido las consecuencias de dicha introducción? Las nuevas generaciones han dejado de tomarle importancia al festejo de la muerte y la gran riqueza cultural y simbólica que esta representa para el país y la misma sociedad.

Es lamentable decirlo, pero al paso que vamos, es probable que en algunos años la tradición de elaborar ofrendas y hacer rituales dedicados a la muerte quede solo en el recuerdo. En una efímera imaginación en donde la muerte era recibida como cualquier otro huésped en cada hogar mexicano.

Foto: Crestomatia